DE LA AUTORA.
Desde hace mas o menos unos diez años soy fanática de Resident Evil, ninguna de mis amigas entendía por que en vez de jugar con muñecas o pedir para navidad la Barbie, el Ken o la colección de mi pequeño pony, pedí un Play Station one, empecé a jugar películas como Crash, Rayman, hasta que un día compre una gran película cuyos protagonistas eran Jill Valentine y Christopher Redfield, empecé a jugar Resident Evil.
Me pase todas las secuelas RE 1, 2, 3 Némesis y Survivor.
Aun tengo mi Play one, lo guardo como un tesoro.
Pero con el tiempo llego el Play dos y con el jugué RE 4, jamás pensé decir eso pero no me gusto en lo absoluto, que desperdicio. ¿Perdí el amor por Resident Evil?
Luego en un Play 3 jugué nada más ni menos que Resident Evil 5, volvió el amor por esta gran película.
Luego empecé a investigar en Internet, las historias y biografías de los personajes y en mi mente surgió una gran duda.
¿Por qué no hay vida romántica en RE mas profunda, aparte de acercamientos entre Leon Y Ada?
Pero entendí que para eso estábamos los fanáticos, para escribir historias, para que salgan de nuestras mentes y plasmarlas en el papel.
Por eso escribí esta historia de amor, en donde Christopher Redfield deberá decidir si seguirá dedicando su vida a proteger a la humanidad contra los B.O.W. o si le dedicara algunos años a aquella mujer que siempre lo ha amado Jill Valentine.
Tengo 20 años, me dedico al campo de la medicina, pero aun juego RE y siempre lo hare, aunque mis amigas crean que pierdo el tiempo, aunque mis amigos me llamen para que les ayude a destruir a Wesker, siempre sere leal a RE mientras CAMPCOM siga sacando a la venta secuelas que signifiquen un reto para mi.
Espero que disfruten de esta historia, tanto como lo hago yo al leer otros
Fanfics de personas que como yo, desean dar a conocer sus relatos.
PROLOGO
"Lo mas importante son los sentimientos y lo que no puedes comprar".
NEW YORK CITY
El maldito olor a carne podrida le provocaba fuertes nauseas, aun no podía acostumbrarse a tan desagradable aroma a pesar de conocerlo hace tanto tiempo.
Jill tomo el teléfono de su mesita de noche y llamo inmediatamente a Chris.
-No puedo creer que New York este invadida por el virus T, –le dijo muy preocupada a su compañero.
-¿Y que esperabas Jill?, parece que este maldito virus nos perseguirá por siempre, no solo el virus T también el G incluso el Verónica estamos jodidos, no basto con que Umbrella, Tricell, incluso los mismísimos Spencer y Wesker fueran destruidos, parece que nada ni nadie detendrá esta mierda- fueron las palabras de resignación de Chris.
-Debo irme Christopher, te llamare después.
Busco en sus gavetas un hermoso revólver 357 Magnum que Barry le había regalado en uno de sus cumpleaños, Jill se daba cuenta de que estaba envejeciendo intentando acabar con los peligros biológicos que descuido su propia vida personal.
Nunca se atrevería a decirle a Chris que más que un sentimiento de amistad o compañerismo se había enamorado de él, desde aquel día en que Barry los presento en el sombrío edificio del R.P.D.
Ella pensaba que entre ambos jamás sucedería algo, no se lo dijo cuando estaba en sus jóvenes veintitrés años mucho menos ahora que tenia mas de treinta y que creía que no se veía tan atractiva como antes, aunque la realidad es que seguía siendo muy bella incluso más que cuando vivió la pesadilla de la mansión Spencer.
WASHINGTON DC
Christopher Redfield ya era un hombre muy reconocido en Norteamérica, había hablado personalmente con el Presidente y estaba dando una rueda de prensa donde aconsejaba a los ciudadanos el procedimiento a seguir contra las B.O.W.
Al acabar la rueda de prensa se reunió con su gran amigo y compañero Barry.
-Barry viejo amigo, es un placer verte- ¿Cómo están tus hijas y esposa?
-Muy bien, ya son unas mujeres, aun están en Canadá con su madre es lo mas seguro para ellas.
El cabello rojizo de Barry Burton, ahora tenía algunas canas pues ya tenia más de cincuenta años, pero seguía siendo el tipo grande y bonachón de siempre.
-¡Vaya!, si que estas musculoso Chris, ¿has estado ejercitándote?
-Jajaja…, solo un poco, la experiencia que tuve en África me ayudo a fortalecerme más.
-¿Y Jill?, ¿Por qué no esta contigo?- pregunto Barry
Lo que mas deseaba Chris era que Jill estuviera junto a él, pero por cosas del destino nunca pudo ser así.
Aun recuerda cuando su corazón se detuvo ante aquella tumba, “JILL VALENTINE 1975-2006” su peor pesadilla se hizo realidad, la mujer a la cual había amado en secreto posiblemente estaba muerta, y lo único que podía hacer por ella era llevarle flores.
Pero afortunadamente Jill se encontraba viva y pudo rescatarla del bastardo de Wesker.
-Jill esta en New York, la ciudad se volvió una completa mierda Barry.
Barry acaricio su poblada barba, mientras se preguntaba si la pesadilla nunca se acabaría. -Ya veo- contesto.
CAPITULO 1
"Jill y Carlos"
Antes de salir de su apartamento le hecho un último vistazo a las flores que hace una semana le habían enviado:
“JILL NUNCA OLVIDES QUE TE QUIERO CON TODO EL CORAZÓN” Carlos
Chris solo le regalo una ves flores, y lo hizo por que creyó que estaba muerta, como desearía que aquellas hermosas rosas fueran enviadas por el.
Aquella tarjeta la hacia sentir mas miserable que nunca, Carlos le había dedicado tanto tiempo, le había salvado la vida en Racoon city a pesar de ser una desconocida para él, la había protegido de Némesis, le debía tanto pero aun así no podía olvidarse de Christopher Redfield.
Solo habían hecho el amor una ves, ella junto a Chris en su antiguo apartamento, en su cama pero eso fue hace mas de diez años, y nunca volvieron a hablar de ese tema, pues toda su atención se centro en Umbrella y la mansión Spencer.
Se disponía a abrir la puerta, se aseguro de estar preparada para cualquier situación que pudiera presentarse, una sombra de un hombre se acerco a ella, rápidamente tomo su magnum.
-Tranquila Jill, no quiero que me asesines.
- ¡Carlos!
Allí estaba él, Carlos Oliveira, con su hermosa sonrisa, su acento enloquecedor y sexy, abrazo a Jill.
-Me alegro tanto volver a verte, pensé que no volvería de Suramérica.
Los hermosos ojos de Jill estaban llenos de lagrimas, hace mucho tiempo que no veía a su gran amigo, estaba segura de que el había muerto.
-¿No me invitas a entrar, linda?
- Por supuesto, adelante. Hay toque de queda en toda la ciudad, New York esta echa un caos, Carlos me alegra mucho que estés aquí.
Mientras Jill le daba la bienvenida a Carlos este saco una pequeña caja llena de agujeros.
-¿Qué tienes ahí Carlos?-pregunto Jill con mucha curiosidad.
-Es un regalo que te traje de México.
Jill volvía a sentirse como una niña, recordó cuando tenia seis años y su padre el famoso ladrón Dick Valentine le regalaba un hermoso conejito al cual puso de nombre algodón pero que el perro de su vecina había asesinado.
En aquella cajita llena de agujeros había un cachorro demasiado pequeño que tiritaba como si tuviera frío.
-Es un chihuahua, espero te guste.
-Es la cosa mas linda que he visto- lo tomo en sus brazos y mientras le sonreía a Carlos le dijo que el pequeño perro se llamaría Némesis.
-Vaya, veo que no ha perdido el sentido del humor señorita Valentine.
No recordaba cuando fue la última vez que se sentía feliz, pero Carlos definitivamente sabia como sacarle una sonrisa ya fuera con sus tonterías o con aquel hermoso cachorro que le había regalado.
Carlos no podía creer que las calles de New York estuvieran tan solas, el metro no funcionaba, solo los militares andaban en la ciudad y todo aquel que violara el toque de queda era eliminado, claro que no habría ningún idiota que hiciese eso no por miedo a los militares si no por las asquerosas criaturas que rondaban buscando carne fresca.
-Jill, ¿te disponías a salir?
-Si, quería ver como andaban las cosas halla abajo.
-No te pierdes de nada linda, todo esta vuelto una locura, como en los viejos tiempos.
-Si, lo único bueno es que esta ves Némesis solo mide 20 centímetros.
Hablaron como dos horas seguidas, Jill trajo un poco de café y algunas galletas, Carlos la miro y le hizo una pregunta.
-Jill, ¿Por qué estas tan sola?
¿Por qué estas tan sola? Esa pregunta siempre se la había hecho ella todas las noches y nunca pudo obtener una respuesta.
-No lo se Carlos, tal ves no merezco ser amada.
Carlos se acerco y le dio un beso,
-Carlos, no te enamores de mi, mi corazón pertenece a un amor que nunca será posible.
-Es muy tarde, desde que te conocí me sentí atraído por ti y si ese imbecil no te aprecia yo lo hare.
Jill no se sintió triste por eso, al contrario nuevamente Carlos le robo una pequeña sonrisa.
-Es hora de dormir, buena noche
-Buena noche señorita Valentine.
Ambos intentaron dormir a pesar de los horripilantes quejidos de los zombies.
En la mañana Jill le preparo el desayuno a Carlos; se sentía como una típica ama de casa de Norteamérica, los dos se sentaron en la mesa y bromeaban acerca del pequeño Némesis.
Después del agradable momento Jill fue a la ducha.
Sentía como el agua tibia recorría su cuerpo, aun tenía un físico precioso, se miro en el espejo mientras se secaba y observo la cicatriz de su pecho, la horrible cicatriz donde se encontraba aquel dispositivo que la hizo cautiva de Wesker.
No se perdonaba así misma haber permitido que ese maldito, la hubiera utilizado, la hubiera sometido a aquella humillación y peor aun la hubiera puesto en contra de Christopher.
A veces lloraba de rabia e impotencia por no poder olvidar el pasado, pero lo que le sucedió en África le hizo entender que ella no era invencible como creía y que a veces necesitaba que alguien cuidara su espalda, a veces necesitaba un compañero.
Se vistió y organizo todo lo necesario para partir con Carlos a Washington.
-Así que vamos a la capital.
-Si Carlos creo que halla seremos mas útil, de New York se encargara el ejercito, debemos planear con los demás miembros de la BSAA que procedimiento será mejor para evitar mas desastres.
-¿BSAA?- Jill ¿Qué mierda es eso?
-Se fundo después de la caída de Umbrella es una organización dedicada a combatir el bioterrorismo y la proliferación de las B.O.W. Tiene diferentes divisiones repartidas por todo el mundo en Norteamérica, Centro América, África, Medio Oriente, Europa, Sudamérica y. Oceanía.
-Entiendo, ¿Cómo diablos iremos a Washington?
-Eso déjamelo a mi, querido Carlos.
CAPITULO 2
"¿Clonar a Wesker? ¡Con uno era mas que suficiente!"
Chris estaba revisando su armamento, pues había fuertes rumores que un nuevo grupo bioterroristas tenia uno de sus cuarteles en la capital en una fabrica abandonada, probablemente eran los causantes del brote del virus en New York.
Tenia unos musculosos brazos, un abdomen increíbles, definitivamente había cambiado demasiado los últimos diez años.
-Chris, nos vamos.
-Dame un minuto, Sheva.
-OK, te esperamos en el helipuerto.
Se quedo en aquella habitación, pensando tal vez en que pronto tendría cuarenta años, y al igual que Jill no tenia vida personal.
En el helipcotero presento a Barry su nueva compañera, Sheva.
-Es un placer señorita- Usted cuido de mi muchacho en África, se lo agradezco mucho.
Sheva sonrío y se puso un poco sonrojada.
Minutos después se disponían a aterrizar; era una fábrica realmente enorme, incluso tenía dos helipuertos, se cerró hace unos quince años y nunca se supo el motivo.
Barry sostuvo su fiel revolver, Sheva una escopeta y Chris una preciosa automática.
Inmediatamente después fueron seguidos por unos cien hombres de la BSAA.
Al revisar el lugar no encontraron absolutamente nada, no había rastros de B.O.W., ni de ningún tipo de virus, solo algunos cuervos que merodeaban el lugar.
En una de las habitaciones mas lejanas hallaron documentos, acerca de un nuevo y poderoso virus, dos de los portátiles que había allí tenían información acerca de él, de Jill, de Barry y de todos los S.T.A.R.S.
-Señor encontramos otra habitación-dijo uno de los hombres.
-Muy bien, vamos gente - respondió Chris.
En aquella habitación había varias computadoras, cientos de documentos, agendas de científicos etc., pero lo que mas les sorprendió fue el cadáver que encontraron en una de las mesas.
-No puede ser, maldita sea.
-No puedo creer lo que ven mis ojos.- Sheva, estaba con las pupilas realmente dilatadas no podía asimilar aquella visión.
-¿Esta muerto?- pregunto Barry.
-Así es señor, contesto uno de los hombres que examinaba a el cadáver.
Chris estaba seguro de haberlo destruido en África, pero no entendía quien podía ser tan estupido para querer regresar a la vida o peor aun querer clonar a el ser humano mas malo del planeta, querer clonar a Albert Wesker.
Última edición por Mach13 el Jue Sep 10, 2009 4:53 pm, editado 1 vez (Razón : Color Titulo E Imagenes)
Desde hace mas o menos unos diez años soy fanática de Resident Evil, ninguna de mis amigas entendía por que en vez de jugar con muñecas o pedir para navidad la Barbie, el Ken o la colección de mi pequeño pony, pedí un Play Station one, empecé a jugar películas como Crash, Rayman, hasta que un día compre una gran película cuyos protagonistas eran Jill Valentine y Christopher Redfield, empecé a jugar Resident Evil.
Me pase todas las secuelas RE 1, 2, 3 Némesis y Survivor.
Aun tengo mi Play one, lo guardo como un tesoro.
Pero con el tiempo llego el Play dos y con el jugué RE 4, jamás pensé decir eso pero no me gusto en lo absoluto, que desperdicio. ¿Perdí el amor por Resident Evil?
Luego en un Play 3 jugué nada más ni menos que Resident Evil 5, volvió el amor por esta gran película.
Luego empecé a investigar en Internet, las historias y biografías de los personajes y en mi mente surgió una gran duda.
¿Por qué no hay vida romántica en RE mas profunda, aparte de acercamientos entre Leon Y Ada?
Pero entendí que para eso estábamos los fanáticos, para escribir historias, para que salgan de nuestras mentes y plasmarlas en el papel.
Por eso escribí esta historia de amor, en donde Christopher Redfield deberá decidir si seguirá dedicando su vida a proteger a la humanidad contra los B.O.W. o si le dedicara algunos años a aquella mujer que siempre lo ha amado Jill Valentine.
Tengo 20 años, me dedico al campo de la medicina, pero aun juego RE y siempre lo hare, aunque mis amigas crean que pierdo el tiempo, aunque mis amigos me llamen para que les ayude a destruir a Wesker, siempre sere leal a RE mientras CAMPCOM siga sacando a la venta secuelas que signifiquen un reto para mi.
Espero que disfruten de esta historia, tanto como lo hago yo al leer otros
Fanfics de personas que como yo, desean dar a conocer sus relatos.
PROLOGO
"Lo mas importante son los sentimientos y lo que no puedes comprar".
Spoiler :
NEW YORK CITY
El maldito olor a carne podrida le provocaba fuertes nauseas, aun no podía acostumbrarse a tan desagradable aroma a pesar de conocerlo hace tanto tiempo.
Jill tomo el teléfono de su mesita de noche y llamo inmediatamente a Chris.
-No puedo creer que New York este invadida por el virus T, –le dijo muy preocupada a su compañero.
-¿Y que esperabas Jill?, parece que este maldito virus nos perseguirá por siempre, no solo el virus T también el G incluso el Verónica estamos jodidos, no basto con que Umbrella, Tricell, incluso los mismísimos Spencer y Wesker fueran destruidos, parece que nada ni nadie detendrá esta mierda- fueron las palabras de resignación de Chris.
-Debo irme Christopher, te llamare después.
Busco en sus gavetas un hermoso revólver 357 Magnum que Barry le había regalado en uno de sus cumpleaños, Jill se daba cuenta de que estaba envejeciendo intentando acabar con los peligros biológicos que descuido su propia vida personal.
Nunca se atrevería a decirle a Chris que más que un sentimiento de amistad o compañerismo se había enamorado de él, desde aquel día en que Barry los presento en el sombrío edificio del R.P.D.
Ella pensaba que entre ambos jamás sucedería algo, no se lo dijo cuando estaba en sus jóvenes veintitrés años mucho menos ahora que tenia mas de treinta y que creía que no se veía tan atractiva como antes, aunque la realidad es que seguía siendo muy bella incluso más que cuando vivió la pesadilla de la mansión Spencer.
WASHINGTON DC
Christopher Redfield ya era un hombre muy reconocido en Norteamérica, había hablado personalmente con el Presidente y estaba dando una rueda de prensa donde aconsejaba a los ciudadanos el procedimiento a seguir contra las B.O.W.
Al acabar la rueda de prensa se reunió con su gran amigo y compañero Barry.
-Barry viejo amigo, es un placer verte- ¿Cómo están tus hijas y esposa?
-Muy bien, ya son unas mujeres, aun están en Canadá con su madre es lo mas seguro para ellas.
El cabello rojizo de Barry Burton, ahora tenía algunas canas pues ya tenia más de cincuenta años, pero seguía siendo el tipo grande y bonachón de siempre.
-¡Vaya!, si que estas musculoso Chris, ¿has estado ejercitándote?
-Jajaja…, solo un poco, la experiencia que tuve en África me ayudo a fortalecerme más.
-¿Y Jill?, ¿Por qué no esta contigo?- pregunto Barry
Lo que mas deseaba Chris era que Jill estuviera junto a él, pero por cosas del destino nunca pudo ser así.
Aun recuerda cuando su corazón se detuvo ante aquella tumba, “JILL VALENTINE 1975-2006” su peor pesadilla se hizo realidad, la mujer a la cual había amado en secreto posiblemente estaba muerta, y lo único que podía hacer por ella era llevarle flores.
Pero afortunadamente Jill se encontraba viva y pudo rescatarla del bastardo de Wesker.
-Jill esta en New York, la ciudad se volvió una completa mierda Barry.
Barry acaricio su poblada barba, mientras se preguntaba si la pesadilla nunca se acabaría. -Ya veo- contesto.
CAPITULO 1
"Jill y Carlos"
Spoiler :
Antes de salir de su apartamento le hecho un último vistazo a las flores que hace una semana le habían enviado:
“JILL NUNCA OLVIDES QUE TE QUIERO CON TODO EL CORAZÓN” Carlos
Chris solo le regalo una ves flores, y lo hizo por que creyó que estaba muerta, como desearía que aquellas hermosas rosas fueran enviadas por el.
Aquella tarjeta la hacia sentir mas miserable que nunca, Carlos le había dedicado tanto tiempo, le había salvado la vida en Racoon city a pesar de ser una desconocida para él, la había protegido de Némesis, le debía tanto pero aun así no podía olvidarse de Christopher Redfield.
Solo habían hecho el amor una ves, ella junto a Chris en su antiguo apartamento, en su cama pero eso fue hace mas de diez años, y nunca volvieron a hablar de ese tema, pues toda su atención se centro en Umbrella y la mansión Spencer.
Se disponía a abrir la puerta, se aseguro de estar preparada para cualquier situación que pudiera presentarse, una sombra de un hombre se acerco a ella, rápidamente tomo su magnum.
-Tranquila Jill, no quiero que me asesines.
- ¡Carlos!
Allí estaba él, Carlos Oliveira, con su hermosa sonrisa, su acento enloquecedor y sexy, abrazo a Jill.
-Me alegro tanto volver a verte, pensé que no volvería de Suramérica.
Los hermosos ojos de Jill estaban llenos de lagrimas, hace mucho tiempo que no veía a su gran amigo, estaba segura de que el había muerto.
-¿No me invitas a entrar, linda?
- Por supuesto, adelante. Hay toque de queda en toda la ciudad, New York esta echa un caos, Carlos me alegra mucho que estés aquí.
Mientras Jill le daba la bienvenida a Carlos este saco una pequeña caja llena de agujeros.
-¿Qué tienes ahí Carlos?-pregunto Jill con mucha curiosidad.
-Es un regalo que te traje de México.
Jill volvía a sentirse como una niña, recordó cuando tenia seis años y su padre el famoso ladrón Dick Valentine le regalaba un hermoso conejito al cual puso de nombre algodón pero que el perro de su vecina había asesinado.
En aquella cajita llena de agujeros había un cachorro demasiado pequeño que tiritaba como si tuviera frío.
-Es un chihuahua, espero te guste.
-Es la cosa mas linda que he visto- lo tomo en sus brazos y mientras le sonreía a Carlos le dijo que el pequeño perro se llamaría Némesis.
-Vaya, veo que no ha perdido el sentido del humor señorita Valentine.
No recordaba cuando fue la última vez que se sentía feliz, pero Carlos definitivamente sabia como sacarle una sonrisa ya fuera con sus tonterías o con aquel hermoso cachorro que le había regalado.
Carlos no podía creer que las calles de New York estuvieran tan solas, el metro no funcionaba, solo los militares andaban en la ciudad y todo aquel que violara el toque de queda era eliminado, claro que no habría ningún idiota que hiciese eso no por miedo a los militares si no por las asquerosas criaturas que rondaban buscando carne fresca.
-Jill, ¿te disponías a salir?
-Si, quería ver como andaban las cosas halla abajo.
-No te pierdes de nada linda, todo esta vuelto una locura, como en los viejos tiempos.
-Si, lo único bueno es que esta ves Némesis solo mide 20 centímetros.
Hablaron como dos horas seguidas, Jill trajo un poco de café y algunas galletas, Carlos la miro y le hizo una pregunta.
-Jill, ¿Por qué estas tan sola?
¿Por qué estas tan sola? Esa pregunta siempre se la había hecho ella todas las noches y nunca pudo obtener una respuesta.
-No lo se Carlos, tal ves no merezco ser amada.
Carlos se acerco y le dio un beso,
-Carlos, no te enamores de mi, mi corazón pertenece a un amor que nunca será posible.
-Es muy tarde, desde que te conocí me sentí atraído por ti y si ese imbecil no te aprecia yo lo hare.
Jill no se sintió triste por eso, al contrario nuevamente Carlos le robo una pequeña sonrisa.
-Es hora de dormir, buena noche
-Buena noche señorita Valentine.
Ambos intentaron dormir a pesar de los horripilantes quejidos de los zombies.
En la mañana Jill le preparo el desayuno a Carlos; se sentía como una típica ama de casa de Norteamérica, los dos se sentaron en la mesa y bromeaban acerca del pequeño Némesis.
Después del agradable momento Jill fue a la ducha.
Sentía como el agua tibia recorría su cuerpo, aun tenía un físico precioso, se miro en el espejo mientras se secaba y observo la cicatriz de su pecho, la horrible cicatriz donde se encontraba aquel dispositivo que la hizo cautiva de Wesker.
No se perdonaba así misma haber permitido que ese maldito, la hubiera utilizado, la hubiera sometido a aquella humillación y peor aun la hubiera puesto en contra de Christopher.
A veces lloraba de rabia e impotencia por no poder olvidar el pasado, pero lo que le sucedió en África le hizo entender que ella no era invencible como creía y que a veces necesitaba que alguien cuidara su espalda, a veces necesitaba un compañero.
Se vistió y organizo todo lo necesario para partir con Carlos a Washington.
-Así que vamos a la capital.
-Si Carlos creo que halla seremos mas útil, de New York se encargara el ejercito, debemos planear con los demás miembros de la BSAA que procedimiento será mejor para evitar mas desastres.
-¿BSAA?- Jill ¿Qué mierda es eso?
-Se fundo después de la caída de Umbrella es una organización dedicada a combatir el bioterrorismo y la proliferación de las B.O.W. Tiene diferentes divisiones repartidas por todo el mundo en Norteamérica, Centro América, África, Medio Oriente, Europa, Sudamérica y. Oceanía.
-Entiendo, ¿Cómo diablos iremos a Washington?
-Eso déjamelo a mi, querido Carlos.
CAPITULO 2
"¿Clonar a Wesker? ¡Con uno era mas que suficiente!"
Spoiler :
Chris estaba revisando su armamento, pues había fuertes rumores que un nuevo grupo bioterroristas tenia uno de sus cuarteles en la capital en una fabrica abandonada, probablemente eran los causantes del brote del virus en New York.
Tenia unos musculosos brazos, un abdomen increíbles, definitivamente había cambiado demasiado los últimos diez años.
-Chris, nos vamos.
-Dame un minuto, Sheva.
-OK, te esperamos en el helipuerto.
Se quedo en aquella habitación, pensando tal vez en que pronto tendría cuarenta años, y al igual que Jill no tenia vida personal.
En el helipcotero presento a Barry su nueva compañera, Sheva.
-Es un placer señorita- Usted cuido de mi muchacho en África, se lo agradezco mucho.
Sheva sonrío y se puso un poco sonrojada.
Minutos después se disponían a aterrizar; era una fábrica realmente enorme, incluso tenía dos helipuertos, se cerró hace unos quince años y nunca se supo el motivo.
Barry sostuvo su fiel revolver, Sheva una escopeta y Chris una preciosa automática.
Inmediatamente después fueron seguidos por unos cien hombres de la BSAA.
Al revisar el lugar no encontraron absolutamente nada, no había rastros de B.O.W., ni de ningún tipo de virus, solo algunos cuervos que merodeaban el lugar.
En una de las habitaciones mas lejanas hallaron documentos, acerca de un nuevo y poderoso virus, dos de los portátiles que había allí tenían información acerca de él, de Jill, de Barry y de todos los S.T.A.R.S.
-Señor encontramos otra habitación-dijo uno de los hombres.
-Muy bien, vamos gente - respondió Chris.
En aquella habitación había varias computadoras, cientos de documentos, agendas de científicos etc., pero lo que mas les sorprendió fue el cadáver que encontraron en una de las mesas.
-No puede ser, maldita sea.
-No puedo creer lo que ven mis ojos.- Sheva, estaba con las pupilas realmente dilatadas no podía asimilar aquella visión.
-¿Esta muerto?- pregunto Barry.
-Así es señor, contesto uno de los hombres que examinaba a el cadáver.
Chris estaba seguro de haberlo destruido en África, pero no entendía quien podía ser tan estupido para querer regresar a la vida o peor aun querer clonar a el ser humano mas malo del planeta, querer clonar a Albert Wesker.
Última edición por Mach13 el Jue Sep 10, 2009 4:53 pm, editado 1 vez (Razón : Color Titulo E Imagenes)